
También tuvo un papel muy importante la situación económica y el éxito de Inglaterra en el mundial de fútbol de 1966, que llevó a muchos jóvenes a seguir a sus equipos desde los mismos estadios. Por esto, nacieron las hinchadas y estalló la violencia entre ellas; surgiendo así los “bootboys”, o también llamados “hooligans”.
Las peleas entre seguidores de los equipos de fútbol fueron famosas, y estos enfrentamientos diarios acabaron por alarmar a la policía, a los jueces, y a la sociedad civil, que hicieron una gigantesca contrapuesta hacia ellos, tanto así, que acabaron ahogándolos. Muchos skins acabaron en la cárcel, otros se retiraron, y los más viejos se convirtieron en “Suedeheads” (un movimiento juvenil surgido de la cultura skinhead a mediados de 1970), solo que estos suedeheads se dejan crecer más el pelo que los skinheads, se visten de una forma más elegante, habitualmente con traje y con su adorada “crombie” (algo similar a un gabán), no llevan botas de puntera como los skins, sino tennis o zapatos elegantes; también, se caracterizan por llevar medias de colores vistosos, rojos o azules en vez del clásico negro o blanco de los skinhead. Comparten con la cultura skinhead del 69 los gustos musicales por el ska, el reggae y el soul. Pero están más alejados del oi!, sin que esto diga que no hubiera muchos que aún se sentían muy apegados a él. De la unión de todos estos hechos nacieron los skinheads, por decirlo de alguna, manera los skinheads han sido una moda que ha durado hasta hoy, y que como reflejo de la juventud de clase obrera inglesa podían ser violentos, pero no más que lo que eran los trabajadores; podían haber racistas, pero no más de los que había en los barrios obreros, podía haber tantas ideas políticas como personas y no podemos olvidar que los skinheads también eran trabajadores.
Su estética, era uno de sus rasgos de identidad. Aparte de la cabeza rapada (siempre afeitada), les gusta vestir elegante, y se hicieron especialmente populares las camisas Ben Sherman, las prendas Fred Perry, las crombies, harringtons y botas Doc Martens.
De diario se solía emplear más la ropa vaquera y por las noches de fin de semana muchos optaban por algo con más clase, como elegantes trajes de tres botones; pero era la violencia y el vandalismo lo que realmente daba identidad a los skinheads. Por donde pasaban destrozaban trenes, establecimientos, squats, coches y apalizaban policías, estudiantes y, obviamente, sus odiados hippies. Su arma preferida eran los peines de metal afilados y los bates.
De estos episodios violentos han venido algunas acusaciones de racismo por las peleas con paquistaníes, pero debemos recordar que las bandas de rapados eran multirraciales, y lo único que buscaban era buscar pelea. Esta actitud causo polémica ante la prensa, la opinión pública y la ley, por esto, tuvieron que cambiar su comportamiento, suavizándolo, y también su estética, dejándose crecer el pelo y vistiendo con más elegancia. Aquí nacieron los suedeheads y los smooties, de existencia más efímera. Los bootboys, sin embargo, continuaron haciendo el salvaje en los campos de fútbol.
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